Los dioses deben estar locos (Jamie Uys 1980)

Los Bushman son una simpática y apacible tribu africana que vive tranquila y armónicamente lejos de la civilización. Un día, Xi, uno de sus miembros, recoge en la llanura un cierto objeto desconocido que no es otra cosa que una simple botella vacía de Coca-cola que ha caído del cielo y, pensando se trataba de un regalo de los dioses, entre perplejo y encantado de la vida, la lleva a la tribu. Pero, así las cosas, probando de una manera u otra y en todas las posturas para qué servía tal extraño y maravilloso objeto codiciado por todos, acabará por romper la paz que antes reinaba entre la tribu.
Xi, bosquimano en la vida real, entra en una crisis existencial profunda y de cierta culpabilidad decidiendo devolverle a los dioses tal objeto que en nada les hacía felices, eso sí, sin ofenderles,optando por hacerlo de la forma más digna que conoce y ella es trazándose un camino hacia lo que ellos conocen y tienen como el fin del mundo, que es un acantilado marítimo natural a no pocos kilómetros de distancia del poblado, arrojando tal artilugio al mar para que los dioses lo recojan, poniéndose en marcha con el mejor ánimo y toda fuerza de voluntad. Pero en su trayectoria, este pequeño hombre, generoso, bondadoso e ingénuo, se topará con un grupo de hombres blancos enloquecidos por sus intereses, negocios, investigaciones y amoríos que hacen de él un fundamental auxiliador en las causas difíciles o perdidas que, a lo tonto y a lo bobo, se crean ellos mismos sin ton ni son. O al menos el bosquimano así lo vé y, sin comprender de qué va la vaina, les ayuda, orienta y sirve para todo, como cree ser su deber.
Rodada prácticamente como si fuera un falso documental (de hecho los nativos hablan en todo momento su verdadera lengua y parte de la narración es en off), no solo nos muestra parte de África yendo de acá para allá entre jaleo y jaleo, que no es poco, si no que la historia resulta tan encantadora y graciosa que no puedes parar de reirte desde el principio al final. Sí, toda una ternura repleta de gracia, naturalidad y para tirarse de las carcajadas.
A la vista del éxito, hubo después varias secuelas pero de esas mejor ni hablar. Pero ésta, la primera original, no os la podéis perder para verla solos, en compañía de otros, con vuestros hermanos, padres, abuelos, hijos y nietos... y repetir.
Una maravillosa y blanca película para divertirse , de verdad!!
Duración: 109 min.
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Presentación: