Casablanca (Michael Curtiz 1942)

                             Va por tí, nena

"Hay valores por los que merece la pena hacer sacrificios", así define el guionista Howard Koch la esencia de una película de las de antes pero con vibración de eternidad. El paso de los años se revela anecdótico en historias que, como ésta, no han sido concebidas para definir una época, sino para estremecer el corazón del hombre. Casablanca es un clásico sencillamente porque lo que en ella está en juego -ese puñado de valores de los que habla Koch- siempre interesa, y atrae, y emociona. Y si la historia del "Rick's Café Américain" vino a convertirse en el paradigma del romanticismo, no es menos cierto que desde su alumbramiento allá en 1942 quedó también inventada una nueva terapia contra la desesperación, una medicina que conviene recetarse cuando perdemos algo de eso que podemos denominar confianza en la condición humana y la libertad de los pueblos. El argumento, mil veces conocido, narra mucho más que el reencuentro de dos amantes en el exilio, como tantas riadas de europeos, huyendo de la ocupación Nazi en sus países, y los alemanes siguiendo su rastro pisándoles los talones, bajo el sonido de las notas de un piano.
Viéndola una y otra vez, ante el espectador va creciendo la convicción de que el entonces es siempre el ahora porque para este film el tiempo no pasará. Amor, odio, juego, cinismo, amistad, patriotismo, en sus magníficos diálogos y el tiempo que su director concede poniendo cada cosa en su lugar, son regalazos al espíritu que no se puede menos que agradecer. Quién diría, al verla y disfrutarla, que se hizo sobre la marcha, que ni su director, ni sus protagonistas (Humphrey Bogart, Ingrid Bergman, Claude Rains) ni nadie sabía como se desarrollaría el guión al día siguiente, ni quién sería el bueno, ni el malo ni el regular, ni quién en realidad amaba a quién o sería el traidor y, mucho menos, su final. En su biografía La Bergman hablaba de su gran diario desconcierto al no saber, una vez en escena, a cuál de los dos de sus partenaires mirar con arrobo al desconocer cual de ellos sería finalmente su amado. Y parece mentira. Duración: 98 min.
Tocad La Marsellesa!!!
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